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Más abajo tienes un VÍDEO con extractos del contenido

fundidos en una bellísima música y en hermosas imágenes


La historia, fotografía e imágenes y el correspondiente vídeo han sido creados por María José Moreno

Decimotercera Narración de la Colección «Viajes de Ben»

La música del Vídeo pertenece al espléndido compositor Juan Carlos García

 

13ºViaje. Observando el vuelo de los pajarillos de Shamballa, Ben siente nacer una pregunta… Un Ser hará florecer la respuesta en el Corazón del niño.

***

Ben Viaja... al batir de las Alas [13º Viaje] 


INTRODUCCIÓN BEN  VIAJA … 

    Como cada noche, Benjamín se mete en su camita y recita su oración preferida:

    «Hola Dios, estoy muy contento. Dime muchas cosas que quiero aprender y ahora no sé porque soy pequeño. Deseo recordarlas todas, todas, y cuando sea mayor entenderlas muy bien. Gracias Dios, te quiero mucho».

    Luego cierra los ojitos y se deja mecer por un suave balanceo…

    Y va por el aire y vuela por encima de montañas y mares…

    Otras veces simplemente aparece en el lugar que esa noche visita.

    Y llega al sitio exacto que necesita.

    Después escucha…

    … Escucha la voz de su hermano mayor Imanol, y sabe que le acompañará, como siempre, en este viaje. También siente muy cerca a Papá y a Mamá y, aunque no les puede ver ni oír, sabe que estarán a su lado.

    Entonces Ben, viendo que todo es perfecto, piensa satisfecho: «Sí, quiero seguir».  

… AL BATIR DE LAS ALAS   

    El retiro de Shamballa ha iniciado otro período de máxima activación. Individuos de todos los lugares de la Tierra acuden buscando el perfeccionamiento para ellos mismos y para sus semejantes.

    En esta inmensa Ciudad Etérica, como en otros Retiros, confluyen Seres Ascendidos con otros que aún no lo están y que se encuentran en distintos grados de progreso espiritual. Gran parte de estos últimos acuden porque tienen algo que ofrecer y porque están deseosos de acrecentar su capacidad para ayudar al avance de todo el Planeta.  

      Ahora es el momento del año en que Guías Divinos del Reino Angélico, Elemental y Humano llevan el resultado obtenido de los grandes Planes acordados en los Concilios del Teton. Es una ocasión de alegría y optimismo, tanto si los resultados han sido más abundantes como si menos, porque la reflexión que de ello saquen enriquecerá al conjunto y siempre dará lugar a un adelanto para los futuros planes y diseños en favor de las evoluciones de la Tierra. 

    Por segunda vez Ben regresa a la nueva Ciudad de Shamballa ubicada en Long Island. ¡Es tan distinta a la bellísima Shamballa que él suele visitar sobre el Desierto de Gobi! ¡Tan diferentes y tan maravillosas ambas!

    Vuelve porque en esta colosal Urbe, forjada sobre Nueva York en la más elevada expresión de ´materia´ divina, es donde ahora se lleva a cabo la Actividad principal. 

  Caminando entre las preciosas composiciones florales y fuentes de Llama que encuentra, escucha el canto de los pájaros que tanto le atrae. Prendado, acorta la marcha hasta casi pararse; viéndoles volar algo se remueve dentro de sí.

    En ese instante nota cómo otros acordes se van acoplando casi imperceptiblemente, creándose un nuevo abanico musical más colorido y plural. 

    En medio de tan sutil transformación Ben se detiene por completo y con sorpresa contempla cómo desde el mismo centro sonoro se va materializando la silueta de un Ángel de Dorada Luz. Rasgos de extremada dulzura se dibujan en lo que va perfilándose como una cara. En pocos segundos se encuentra frente a un Ser Radiante que, mirándole directamente a los ojos, parece sondearle hasta lo más profundo. 

     Permanece clavado en el suelo y sin poder apartar la vista de Él.

    Más veces ha visto Ángeles; ha hablado con Algunos e incluso jugado. Fugazmente recuerda al amoroso Tinel, con quien descubrió algunos intríngulis de las estancias del Royal Teton. Sin embargo esta Presencia se le antoja distinta, no sabe en qué. 

    Benjamín es un niño abierto y cariñoso que tiene la costumbre de caminar de la mano de aquellos en quienes confía. Con todo, en esta ocasión no mueve ni un solo músculo. Quieto y arrobado ante tamaño Ser, sólo siente una inmensa Paz. 

     — «Hola Benjamín, ¿qué deseas saber?», la Voz del Ángel suena clara en su mente y en su corazón.

    Ben siente nacer de su propio pecho una efusión de Luz abriéndose tal si fuera una gran flor; de su centro se desprenden millones de chispitas luminosas de un dorado similar al del Ángel.

    Ante su mudez, el semblante del Ángel se torna más sonriente a la vez que un gracioso tintineo resuena en el aire y en todo el pequeño cuerpecito del niño. 

    Aún sin palabras, una pregunta incompleta emerge en el silencio de Ben: «Tus alas…».  

      Con un delicado movimiento el Ángel le invita a sentarse sobre un banco de mármol blanco situado junto a un rosal. Ha de asistirle para que se pueda mover, y una vez sentados Ben parece despertar en parte del estado en que se halla. Sus ojos permanecen prendidos en la mirada infinita del Ángel. 

  Es consciente del área de Amor y Sostenimiento que genera este maravilloso Ser y, a Su lado, nota cómo su propio ritmo interno se acompasa al de Él.

    — « ¡Ah, las alas!». Envuelto en el melódico acento, Ben escucha Su Voz, una voz que no es pronunciada por labios algunos.

    — «Mira, quiero que pienses en una cosa. ¿Recuerdas la mochila que llevas al colegio? Todos los días la cargas a la espalda porque necesitas lo que hay dentro, aunque te resulte pesada ¿verdad?».

    Tras una pausa la dulce cadencia prosigue: 

    — «Revive la gozada que sientes cuando mamá te la coge a la salida. Cada día te espera junto a la entrada y te recibe con un beso mientras te libera de ese peso. ¿Cómo te sientes entonces?». 

      Al igual que su interlocutor, Ben responde con el pensamiento: « ¡Libre!». 

 

     — «Sí, ágil y dispuesto a correr y saltar. En esos momentos tú recibes las alas que te proporciona tu mamá».

    Y con un sonido más profundo y vibrante propone:

    — «Ahora, debido justamente a tu pregunta, te ofrezco la oportunidad de sacar las Alas que llevas dentro de tu propio Corazón. Son alas cuya eficacia no depende de las mochilas que puedas llevar ni de ninguna otra cosa externa. 

  »A veces las personas cargan, como si de mochilas se tratase, con sentimientos  o con ideas que no hacen bien a nadie. 

    »Cada vez que alguien se enfada o que actúa sin amor aumenta el peso que lleva».  

      — «Pero yo no soy un Ángel», reflexiona el niño verbalizando con voz queda.

    — «Todos los seres», le responde, «poseen de algún modo Alas: ángeles, elementales y humanos; pero no todas son de la misma clase.  

    »La Cualidad de las Alas es lo que te devuelve a tu condición sagrada. La Alas fortalecen lo más elevado que hay en ti, facultándote para remontar cualquier apariencia de limitación. 

   »Cuando sientas que te irritas o enfadas, ¡recuerda este instante!; escucha en tu Corazón el batir de las Alas… ¡y SIÉNTETE LIBRE! Podrás elevarte por encima de tu pequeño enfado y confiar en tu Cielo interno que te sostiene y te permite Volar.

    »Desde ese vuelo espiritual podrás ver también las Alas que tienen los demás, incluso aunque en ese momento permanezcan escondidas. No todos han despertado dentro de sí la Cualidad de las Alas, y depende de cada quien hacerlo». 

      — «Ahora ya las siento. ¡Ahora sé que tengo las Alas abiertas!», exclama alborozado. 

   — «Y eso te alegra. ¡Pues muévelas y conviértete en portador de esa alegría para otros! Da gracias por ello y recuerda, las Alas traen la Verdadera Libertad, la Libertad para expresar el Reino Divino aquí en la Tierra. ¡Felicidades por tus Alas, Benjamín! ». 

 

    Sentado en el banco, sabe que mientras permanezca sosegado podrá volar. Pero no un vuelo como el que observa en los pájaros, no… Es un vuelo desde lo más profundo de su Ser que le permitirá ver la Luz en los Corazones de las personas, la Luz en todo cuanto le rodee. 

     Sonríe pensando en la ventana de su dormitorio que deja entrar el Sol naciente cada día.

   Suavemente ha llegado la mañana y despierta en su camita blanca. Aún ahora, en estado de vigila, percibe el ondulante frescor de la Presencia de su nuevo Amigo. 

    — «Volveré a verte», pensó, «y verás que habré aprendido a llevar mis Alas siempre abiertas».  

     Y en comunión silenciosa Le da las gracias. 

EPÍLOGO

 

    Sus manitas frotando sus ojos le devuelven a la clara luz de la mañana.

    Ahora, enseguidita, vendrán a despertarle.

    De nuevo sentirá el amor de papá y mamá, y estará con Imanol que siempre le ayuda y juega con él, y hará muchas cosas divertidas.

    Y viendo que todo es perfecto, piensa satisfecho:

 

    «Sí, quiero seguir».  

 

FIN

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