Otras narraciones Independientes

Más abajo tienes un VÍDEO con extractos del contenido

fundidos en una bellísima música y en hermosas imágenes


La historia, fotografía e imágenes y el correspondiente vídeo han sido creados por María José Moreno

Forma parte de un conjunto de Narraciones Independientes las unas de las otras

La música del Vídeo pertenece al espléndido compositor Juan Carlos García

 

… Un pueblo feliz gracias al Amor y Enseñanza del ´Maestro Violeta´. Tras siglos de caída pudieron elevarse a un estado de armonía creciente. 


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Érase una vez un pueblo…   


      Érase una vez un pueblo feliz.   

    Rodeado de un lindo paraje que parecía no tener límites, este pueblo gozaba de una eterna primavera.   

     Los días eran claros y hermosos, y en sus noches manaba desde el profundo azul del cielo estrellado una Sustancia opalina que iba impregnando todas las calles, las casas…, que llegaba al interior de cada hogar y también al corazón de todos sus habitantes. Esta sustancia reavivaba el brillo de las cosas y de las personas, y por eso en las mañanas el pueblo parecía amanecer más radiante cada día.  

  Por doquier se desprendía una limpia fragancia; tanto, que los hermosos prados y jardines, las avenidas y caminos, cada construcción y cada piedra, se hubiera podido decir que mostraban el mismísimo Paraíso.  

 

    ¡Y sus habitantes…! Como auténticos hijos del Sol, abrían sus corazones en cada palabra y gesto, con cada elección y mirada… dejando que sólo lo hermoso y perfecto surgiera de sus mentes, y que sólo el amor y los bellos sentimientos inspiraran sus decisiones.  

     Este pueblo era visitado constantemente por Individuos muy especiales de otras esferas.

   Normalmente traían siempre consigo algún invento, alguna idea o alguna cosa que mejorara lo que en ese momento fuera preciso; y siempre, siempre, Su presencia era acogida con amor y gratitud.

    Los lugareños estaban tan acostumbrados, que sencillamente aceptaban Su compañía como algo habitual, y aprendían de Unos o coexistían con Otros en un ambiente de apertura y confianza.  

      También había un constante fluir de nuevos residentes venidos desde muy lejos.  

   Esto, sin embargo, andando el tiempo trajo consecuencias insospechadas. Sin saber exactamente cómo, en la comarca comenzaron a verse pequeñas desarmonías en detalles que no parecían tener importancia: alguna voz fuera de tono, un papel tirado al suelo, un gesto de cansancio o de impaciencia… ¡Qué extraño! Nunca se había visto cosa así en este pueblo…  

     Tan imperceptible era, que apenas si le hicieron caso.   

    Poco a poco, y al pasar de muchos, muchos, muchos años, el incremento de dichas disonancias fue filtrando un desequilibrio en la gran comunidad que se traducía en esporádicos episodios de conflicto: pueriles enfrentamientos, ligeros signos de egoísmo…

    Aunque al principio era muy sutil, esto no paró; muy por el contrario, con el tiempo parecía que crecía el número de personas afectadas por tal confusión y también la intensidad de la misma.  

    La restauración inherente a las noches quedó paliada, porque se formó en torno al pueblo una especie de “paraguas” que dificultaba el paso de su exquisita Sustancia nocturna. Tal circunstancia ejercía un efecto de olvido sobre los ciudadanos que obstaculizaba en grado sumo sus esfuerzos por recordar cómo vivían antes.   

     En su mayoría, los habitantes del pueblo no comprendían lo que pasaba, y al pasar de los siglos la perturbación se fue generalizando tanto que llegaron a olvidar que el estado natural de las cosas era la Paz y la Armonía, y empezaron a creer que esta nueva situación acontecía desde siempre.   

    Se multiplicaron las visitas de Seres que sabían que lo REAL era el Amor, y que se dedicaron a explicar y recordárselo de formas muy diversas a quienes deseaban escuchar.  

     Gracias a eso, un importante número de personas mantenía aún su mente y su hogar cristalinos. Gran cantidad de ellos se volcaron en ayudar a sus vecinos a recuperar la memoria para poder volver a sus primeros hábitos.  

     Pero el avance era lento, y mientras tanto seguía extendiéndose más y más esa sombría y pesada marea que hacía tan difícil ver con claridad.   

      Un día llegó Uno de Estos Seres con una Gran Esfera Violeta en los brazos. Su Regocijo era tal que contagiaba a cuantos se Le acercaban.

   Sonriente, les hizo una demostración: rozándola dulcemente, sopló y… ¡cuál sería la sorpresa al ver salir millones de Chispas Violetas Iluminando todo cuanto éstas podían abarcar!  

    Pero mayor sorpresa fue constatar su efecto: si apuntaba a una pared con grafiti… ¡éste desaparecía!; si lo hacía sobre una rasgadura en la cortina de una casa… ¡la tela se restituía impecable! Cuando uno de los asistentes pidió que se le rociara con la chispeante ducha, sintió el alivio de todos sus pesares y dudas; y cuando la enfocaron sobre un niño que pedía curarse el chichón que se había hecho en la cabeza, la Luz logró quitárselo en un instante.    

    - « ¿Podemos emplearla para curar o confortar a nuestros amigos?», Le preguntaron.  

    - « ¡Pues claro que sí!, a los que son amigos y a los que aún no lo son. Está hecha para el Bien, y sólo tendrá efecto si la persona a la que va dirigida lo acepta, incluidos vosotros mismos». Les miró con Su Mágica sonrisa: « ¡Basta con desearlo REALMENTE!».   

    Tan entusiasmados quedaron algunos, que Le solicitaron el modo de poder tener ellos también ese aparato. 

    - « ¡Ah!, pero esto no se puede conseguir así como así», les dijo. «Necesita su tiempo saber usarlo debidamente. Se precisa tino y determinación, y también mucha constancia y amor».   

    Sin embargo, les propuso una alternativa: adquirir de momento uno más sencillo y manejable para ellos, instalarlo en sus casas, y utilizarlo siempre que quisieran; aunque menos potente, les serviría como adiestramiento para otro superior según fueran ganando en formación. De todos modos, cada vez que lo necesitaran podrían llamarle y Él acudiría en su ayuda con la Gran Esfera. 

    Contentos, todo el que lo quiso recibió su nueva maquinita.

    Las instrucciones eran acariciar el dispositivo con amor hasta lograr hacer salir de él una bella Burbuja con irisaciones de todas las gamas de violeta; después, debía trasladarse la Pompa con sumo cuidado y respeto al lugar o situación que se deseara restaurar.    

    Allí, con una palabra y un suave soplo, ésta dejaría salir sus luminiscentes Chispitas color violeta que todo “arreglaban”, que todo liberaban… ¡y que tanto entusiasmo engendraban!    

    También convenía dirigir y soplar diariamente la exquisita Burbuja hacia el cielo para ir disolviendo el dañino paraguas que circundaba al pueblo.  

   Curiosamente, con cada soplo ocurría un extraño fenómeno: aparecía durante unos segundos una especie de Imagen Holográfica donde los sujetos afectados podían ver el estado perfecto de la condición tratada.  

    Era tan brillante y pura dicha Visión que su contemplación cautivaba, y tan fulminante su esplendor e impacto que incluso había quien prefería mirar para otro lado o cerrar los ojos por miedo a afrontar que algo tan bello estaba oculto para él debido a sus hábitos equivocados; sin embargo, a la gran mayoría le servía de estímulo y guía para comprender que la Perfección aún estaba con ellos.     

    La máquina podía emplearse en cualquier situación, y tenía la particularidad de que, cuanto más se usaba, mejor era su producto: las Burbujas no sólo ganaban en intensidad de brillo, sino que se formaban más rápidamente.  

     Con la práctica, y según crecía su habilidad, se les permitía disponer de otro aparato más sofisticado y pequeño, de modo que pudieran llevarlo allá a donde fueren y aplicarlo al instante. Llegó un punto tal que para algunos se convirtió en una joya prendida en sus cuerpos, en continua disponibilidad.  

   Sin embargo, al igual que el uso potenciaba su eficacia, con el desuso llegaba a desactivarse, debiéndose volver a emplear en estos casos el otro método más rudimentario.     

    Gozosos en su nueva aptitud, su entusiasmo se fue contagiando; y con el tiempo se hizo tan general y eficaz su empleo, que comenzaron a verse habitantes capaces de crear las Burbujas sin siquiera mediar máquina alguna.

   Pronto fueron muchos los que así lo hicieron, pudiendo constatar entonces que la Gran Esfera que les traía Aquél que vino un día, y al que llamaban Maestro Violeta, era en realidad la condensación de Su propio Aliento Vital; y con algarabía SUPIERON que estaban salvados: su empleo les LIBERABA.  

      ¡La Perfección volvería a brillar en sus calles, en sus gentes y en todo aquél que deseara vivir en tan Hermoso Pueblo!     

 

FIN

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